Es inevitable no hablar de estas maravillas apenas separadas por un breve paseo. Quien se anime a pisar Estambul, no podrá evitar caer en la tentación de meterse en todas las mezquitas posibles si el tiempo del viaje es holgado.
Yo anduve por la ciudad una semana en mi primera vez. El resto de ocasiones que tuve la oportunidad de visitarla, intenté hacer algo diferente y siempre conseguía tener una segunda o incluso una tercera opinión sin variar del positivismo que ofrece la capital cultural de Turquía.
Recordemos que Ankara es la auténtica capital administrativa del país, pero la riqueza cultural de Estambul, hace casi pasar desapercibida a una Ankara que con toda honestidad y para ser justos, desconozco por completo, no pudiendo dar una opinión fundada.
Sea como sea, en Estambul hay un amplio abanico de posibilidades que hacen imprescindible una visita al menos una vez en la vida.
Históricamente, conquistada por cristianos y musulmanes, este cambio de poderes ha dejado como legado multitud de milenarios edificios de impresionantes dimensiones y no por ser una cristiana y la otra musulmana desentonan con el paisaje urbanita, sino que hacen una perfecta asociación para que el turista quede maravillado mientras pasea por cualquier parte de esta megalópolis.
Pero vayamos a nuestras dos primeras obligadas visitas y puede que los más conocidos enclaves que poseen los estambulitas:
Santa Sofía
Curioso edificio con tosca apariencia exterior. Construido en sus orígenes por Constantino en el año 360 fue modificándose a lo largo de los siglos hasta el año 1453, fecha en que los otomanos tomaron el control de la ciudad.
Hasta la construcción de la catedral de Sevilla, Santa Sofía presumía de ser la construcción más grande del mundo cristiano durante mil años.
Durante el periodo otomano, el edificio no se destruyó. Los islamistas, se dedicaron a añadir parte de simbología en el interior y por supuesto, plantando cuatro minaretes, símbolo inequívoco de mezquita. A ellos debemos darles las gracias por haber mantenido una maravilla durante casi 1800 años.
La decepción que nos podemos llevar al principio al ver sus exteriores, cambiaran por asombro al visitar sus interiores. La enorme cúpula parece suspendida en el aire. Sus robustos muros son los pilares de tan ingeniosa construcción para aquella época.
Los distintos mosaicos cristianos, no se han tocado. Las letras en enormes placas, sacadas del sagrado Corán se añadieron posteriormente. Esa mezcla tan especial de tan descomunal mezquita-catedral, hace que naveguemos por la historia entre las dos religiones más tristemente enfrentadas por sangrientas guerras matando a los infieles…más fieles.
Consejos Estambul
Aunque resulte algo cara la entrada y si no madrugamos, las colas desesperantes en temporada alta, la espera y el precio quedan en un segundo plano.
Si vais por libre, no dudéis en alquilar una guía auditiva en vuestro idioma. Al precio de unos cinco Euros al cambio, podréis ir caminando a vuestro aire escuchando fragmentos históricos que jamás sabréis si la veis por vuestra cuenta.
Estambul no tiene que digamos baños públicos. En Santa Sofía podréis usarlos sin coste alguno.
Mezquita Azul
La más fotografiada de todas las mezquitas de la ciudad. Es simple y llanamente impresionante.
Construida por orden del sultán Ahmet I, esta construcción debería impactar al más exigente viajero. Por la noche debe ser visitada. Las luces, sus seis minaretes, sus miles de baldosas interiores azules, otorgándole el nombre que recibe, hacen de esta Mezquita, la más famosa de Estambul aunque no la más bonita.
No olvidemos que hay mejores y mejor construidas. En el interior, puede que decepcione algo, más aun si hemos ido previamente viendo otros edificios de similares características.
En mi opinión la más hermosa de todas es la Mezquita de Solimán El Magnífico, ubicada en una de las colinas.
También es cierto que en ninguna Mezquita cobran entrada y las exigencias son mínimas. Con llevar pantalón largo y los hombros tapados con una camiseta, podremos entrar y salir a nuestro antojo. Las mujeres, deben obligatoriamente taparse el cabello con un pañuelo.
Los baños públicos son de pago y dejan muchísimo que desear en cuestión de higiene.