Buscando un viaje para dentro de dos meses, casi me vuelvo loco. ¿Qué continente elegir?¿Qué país poder pisar con seguridad?. Mis preguntas eran respondidas con más preguntas sin aclararme la mente, como si de mi último viaje se tratara. Estuve tentado en volver a África, donde la economía exige un mayor esfuerzo por falta de infraestructuras en los países subdesarrollados. Desestimando la idea de recorrer Etiopía, con conversaciones realizadas y vuelos casi cogidos, me vi obligado a dar un giro de 180 grados y cambiar mi punto de mira al nuevo continente, dirigiendo esta vez mis pasos hacia la fascinante aunque temida Colombia.
Un encuentro esperado por mi parte, que jamás realizaba por temor al desengaño y porqué no decirlo, a los malos augurios que desde los medios de comunicación siempre han querido poner a ese país, la etiqueta de inviable. Mi visita se basará en las ciudades más importantes con una incursión de una semana a Leticia, punto de partida para visitar el río madre, el Gran Amazonas. Mi breve visita hace ya unos diez años a Iquitos (Perú), me dejó con la sensación que allí, en aquel lugar había muchas cosas por descubrir con más calma. De nuevo estoy en cartelera y vuelvo a América, donde los sueños de algunos locos se convirtieron en pesadillas y los temores de otros en viajes inolvidables.
El final de mi viaje será incierto. Mi salida hacía Europa, será por Panamá, donde ni sé cómo llegar, ni cuándo hacerlo. Las islas de San Blas serán probablemente mi punto de entrada al país, aunque dependiendo de los factores climáticos y de los locos capitanes cartageneros que navegan por tan peligrosas latitudes. Sea como sea, haré que este viaje sea imborrable, sabiendo que América quedará durante unos años en la reserva de mis posibles destinos en un futuro algo incierto.