Cada año, fiel a la cita, acudo con toda la ilusión al Salón del Turismo, también conocido como B-Travel, y pese a todas las ilusiones puestas en futuros proyectos, debo decir que no sólo sus dimensiones empequeñecen con el paso del tiempo, sino que también, agencias típicas que jamás perdían la oportunidad de ofrecer viajes, este año, han desaparecido por completo.
Frente a nosotros, tenemos agencias de todo tipo. Desde los cruceros de lujo, a las agencias más atrevidas, ofreciendo viajes de aventura por los continentes más salvajes, contando con países antaño inaccesibles y para los que no todos los viajeros están preparados. ¿Entonces cuál es el problema que veo con el paso de los años?. Aunque suene contradictorio, sabiendo que voy a una exposición sobre viajes, veo que las agencias tiran la casa por la ventana a precios realmente desorbitados. Vamos, que viajar en un camión por África, durmiendo en tiendas de acampada durante unos 15 días te puede supones un gasto de unos 4.500 €.
Confiando siempre en la renovación, los bloggers, desde hace apenas un año, tenemos nuestro espacio y nuestras conferencias, pero siendo sincero, creo que a mi modo de entender los viajes, lo veo fuera de lugar.
La cuestión es ir haciendo planes y poder sacar ideas con los itinerarios que van repartiendo, pero para lo que nos lleva a nuestro espacio de Viajar Por Libre, creemos que lejos quedan nuestras directrices de las que marca el salón, cuando todo viaje contratado allí, es planificado hasta la saciedad.
La recompensa viene cuando te encuentras a guías profesionales que has ido viendo y conociendo casualmente en alguno de tus anteriores viajes, descargando contigo al verte que viajas de forma independiente, lo duro de su profesión y lo realmente complicado que es llevar a un grupo de 16 personas, queriendo llegar a lo imposible: contentar a todos por igual.
Aquí viene mi experiencia del único viaje que hice por agencia. Fue realmente bonito y visité cinco países: Suráfrica, Namibia, Botsuana, Zambia y Zimbabue. No diré que lo pasé mal, todo lo contrario, tuve la fortuna de ir con un grupo comprensivo y pese a haber alguna tensión, puedo darme por satisfecho que todo fuera rodado, aunque a un precio tan elevado que decidí que sería el último.
Puede que los tiempos cambien y que la gente no se moje como hace apenas diez años, donde se lanzaban a la aventura sin importar dónde acabarían el itinerario ya que éste se iría dibujando sobre la marcha. Hoy nos hemos acomodado mucho y reconociendo el mérito que hacen algunas archiconocidas agencias, ellas acaban llegando, donde tú por tu cuenta jamás llegarías. Los contactos son fundamentales y una buena planificación estudiada con minuciosidad, hacen que los viajes acaben convirtiéndose en algo único. La única pega, viene cuando son muchos factores los que intervienen para que todo salga redondo, como el grupo que te pueda tocar, el guía que te acompañe y cómo no, el dinero pagado, llega a ser a veces tan desmesurado que acabas por convencerte a ti mismo, que todo debe ser perfecto cuando en continentes como África o Asia, suena a chiste.
Una vez más, un año más, cogiendo ideas de los que más saben para hacerlo por mi cuenta. Pese a que año tras año, menguan sus opciones, y que los míticos vayan desapareciendo de la feria no ayuda. Pese a que jamás podría costear un viaje que me vale cinco veces menos hacerlo por libre, cruzándose con mis convicciones, sigo pensando, que el salón B-Travel, se ha convertido en el pistoletazo de salida para que uno vaya calentado motores y que nuestra mente empiece a viajar antes de nuestra partida.
¿Lo mejor? Poder ver a mi madre y poder compartir un ratito con ella….